La piedra fue el soporte más antiguo de escritura que ha llegado hasta nuestros días; pero la madera sería realmente el verdadero soporte del libro. Las palabras biblos y líber tienen, como primera definición, corteza interior de un árbol En chino el ideograma del libro son las imágenes en tablas de bambú.
Después se encontraron unas tablillas de arcilla utilizadas en Mesopotamia en el iii milenio a. C. El stilus, un instrumento en forma de triángulo, servía para imprimir los caracteres en la arcilla antes de ser cocida. Fue la escritura utilizada por los asirios y por los sumerios, una escritura en forma de cuña, de ahí su nombre: escritura cuneiforme. Las tablillas se cocían después para que quedaran solidificadas. En Nínive fueron encontradas 22.000 tablillas del siglo vii a. C., era la biblioteca de los reyes de Asiria que disponían de talleres de copistas y lugares idóneos para su conservación. Esto supone que había una organización en torno al libro, un estudio sobre su conservación, clasificación, etc.
En China, en el segundo milenio a. C., los libros se hacían con láminas de bambú unidas con cuerdas, pero posteriormente, la seda fue también utilizada como soporte de la escritura. Se escribía con la ayuda de pinceles. Diferentes soportes fueron utilizados a lo largo de los años: hueso, bronce, cerámica, escamas etc. En la India, por ejemplo, se utilizaban hojas de palma seca. Todos los materiales que permiten conservar y transmitir un texto son, por tanto, adecuados para llegar a convertirse en un libro. En este caso, el cuerpo humano podría considerarse, también, como un libro, por medio del tatuaje. Si se admite que la memoria humana se desarrolla o se transforma con la aparición de la escritura, no es absurdo pensar que esta facultad convierte al hombre en un libro viviente (esta idea fue desarrollada por Ray Bradbury en su novela Fahrenheit 451, y Peter Greenaway en su obra The Pillow Book).
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