La transformación de las ciudades en Europa cambió, asimismo, las condiciones de
la producción de los libros que ampliaron su difusión, poniendo fin al periodo
monástico del libro. Estos cambios vinieron acompañados por la renovación
intelectual de la época. En torno a las primeras universidades se desarrollaron
las nuevas estructuras de producción: los manuscritos de consulta servían tanto
para los estudiantes como para los profesores que enseñaban teología o artes
liberales. El desarrollo del comercio y de la burguesía suponían, de igual
modo, una demanda de textos especializados, o no (derecho, historia, novelas,
etc.); y es en esta época cuando empiezan a desarrollarse los escritos en
lengua vulgar (poesía cortesana, novelas románticas, etc.) El cometido del
editor era, en consecuencia, cada vez más importante.
Se crearon entonces varias bibliotecas
reales: como la de San Luis o la de Carlos V. También se coleccionaban
libros en las bibliotecas privadas que adquirieron gran auge en los siglos xiv y xv.
Es precisamente en el siglo xiv cuando
se difunde por Europa la utilización del papel. Este
soporte, menos caro que el pergamino, procedía de China y llegó a Europa por intermedio de la
cultura árabe (siglos xi y xii en España). Se utilizó, sobre todo, para
las ediciones económicas, mientras que el pergamino servía para las ediciones
de
URL
http://www.gif-animados.net/gifs2/lgrupos1.giflujo.
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